viernes, 15 de abril de 2011

"No sé cómo se hace. Sé a lo que me animé"


Camilo Blajaquis nació en la Villa Carlos Gardel con el nombre César González. El seudónimo apareció cuando se hizo poeta mientras cumplía una condena de cinco años por un secuestro extorsivo. Hoy tiene 22, una libertad condicional y dos libros escritos. También tiene una mamá que viajó a La Plata para acompañarlo durante la presentación de su segunda obra, una novia y un taller de literatura en tres barrios que le banca la Dirección de Arte y Cultura de la municipalidad de Morón. Gran parte de las producciones que salen de ese taller es materia prima de la revista ¿Todo piola? que empezó a escribir en forma clandestina cuando estaba preso y que continúa como un colectivo en la actualidad. “La idea es que no sea sólo una herramienta de comunicación sino un medio de trabajo”, señala. En el mismo sentido, afirmará más tarde que “Si el arte es excluyente trabajemos para que deje de serlo. Cualquiera cuando escucha una linda canción se sensibiliza, se estremece. Yo pienso que hay que llevar las herramientas”.

El segundo libro de Blajaquis saldrá a la calle en julio y con el nombre “Crónica de una libertad condicional”. A diferencia del anterior, “La venganza del cordero atado”, se va a editar en forma independiente: “ Vamos a crear la editorial ¿Todo piola? Queremos que un pibe de la villa pueda sacar su libro, queremos producir el disco de Matías (un joven que conoció en un penal y que, en un descanso en la charla en el Centro Cultural Islas Malvinas, cantará un hip hop) y de otras bandas”.

Dice que cuando la Editorial Continente se enteró de su deseo independentista dejó de darle ejemplares de “La venganza…”. Entonces sugiere que bajemos su libro de Google y hablemos del segundo, que saldrá a mediados de julio y que condensa 90 poemas y algunos ensayos periodísticos.

Con la visera para atrás y el ministro de Educación Mario Oporto a su derecha, Blajaquis adelanta al auditorio uno de sus poemas más nuevos: “Geometría de un arco iris”.

Blajaquis está estudiando Filosofía en la universidad. Dice que recién empieza, pero que cuando tenga su tesis filosófica la quiere publicar en la editorial ¿Todo piola? Mientras, percibe que “A mucha gente le resulta chocante. ¿Cómo un negro de mierda de la villa va a querer estudiar filosofía? ¿Qué pasó? ¿Por dónde se nos escapó?´. Los psicólogos deben decir ´¿Qué hicimos mal? Le dijimos que tenía que ser trabajador y nos salió poeta´”, dice quien conoció doce de estos profesionales, a lo largo de cinco años, en cuatro institutos de menores y dos penales. Agrega: “A mí me preocupa que en este momento hay miles de pibes bajo esta opresión. Que haya en un instituto un pibe que dibuje o que escriba como la reputísima madre y que la psicóloga diga ´Sí, está bueno que dibujes pero vos tenés que resarcir a la sociedad´. Ese es el discurso con el que yo me encontré”.

Si bien en el presente de César está Camilo, él no se olvida de dónde viene, quizás, por los seis balazos que lleva en el cuerpo como producto de distintos enfrentamientos con la policía. Dice que no se arrepiente de nada, pero aclara: “No porque no esté arrepentido. Sino porque considero que hubiese igualdad y justicia ningún pibe tendría que salir a robar”. Dice que el pibe chorro es necesario para mantener un sistema económico que funciona a nivel mundial “y es necesario, si no, ¿con qué llenás los títulos en los diarios y los minutos en el noticiero?”.

Y sigue: “Los medios desvían la atención de la gente. Hacen que la gente odie al pibe chorro y no odie al empresario explotador, al político corrupto. Yo voy a decir que estoy arrepentido el día que la parte de la sociedad que fue funcional en la dictadura y, en la década del 90 donde se empezó a implementar el neoliberalismo en democracia, vengan a pedirme perdón y digan ´Estamos arrepentidos porque generamos una juventud que se perdió en la droga, que mató la bonaerense, que no terminó ni la primaria, que sirve para refregar pisos en un baño´. Cuando aparezcan esos entonces yo voy a decir que estoy arrepentido de haber salido a robar”.

Aunque ahora vive junto a su familia en una casa de material, Blajaquis no se fue de la Carlos Gardel, ubicada en El Palomar, partido de Morón. Dice que “El pibe que sale de una villa no sabe quién es. Cree que para lo único que está es para estar en la esquina, con una pose, pendiente del cartelito ese del sistema que te cruzás en cualquier autopista o en cualquier calle y te dice compráte una zapatilla, compráte este celular o este auto. Son símbolos de pertenencia”.

Escuchando a Blajaquis, la pregunta que surge fácil es ¿cómo hace un chico como César para volverse otro como Camilo?

Él dice que tuvo suerte, que la persona que le acercó un libro interesante “tenía un corazón sincero” y fue el mago que daba un taller de magia en el instituto. “Lo dejaron ir tres meses porque abrazaba a los pibes. El equipo técnico del instituto se reunió con Patricio le dijeron que él nos confundía la cabeza porque nos abrazaba mucho. Que nosotros éramos pibes que no estábamos acostumbrados al afecto entonces eso nos podía generar una confusión. También le dijeron que cuando él se iba yo quedaba muy exaltado entonces era evidente que me daba droga”, explica.

Desliza frases como “Escribir es mi vida, fue lo que me salvó y lo que me mantiene y me va a seguir manteniendo”. Pero a la hora de profundizar más, la pregunta se vuelve difícil y concluye: “No sé como hice. Sé a lo que me animé. Y ahí es fundamental –teniendo en cuenta a Nietszche- la voluntad de poder y dejar de mirar el mundo ficticio en el que vivimos. Es decir ´Yo puedo porque soy humano´. Yo me aferré a algo, contra todo. Y cuando leía un poema o cuando escribía no lo hacía pensando que el día de mañana iba a estar en La Plata, haciendo una presentación e iba a estar el ministro al lado mío. Pero yo lo generé también. Quiero que la gente me conozca. Que la gente sepa que hay anomalías”.



Sobre la baja en la edad de imputabilidad
Estoy en contra que se baje la edad de imputabilidad. Si se va a bajar la edad de imputabilidad propongo que uno sea mayor de edad a los 14 años, no a los 18. Que uno a los 14 años sea incorporado al mercado laboral, termine el secundario, pueda casarse, viajar por el mundo. Porque el argumento es “Son conscientes de que matan”, como se escucha en la tele. Y bueno, si vos decís que son grandes para tomar una decisión así, entonces que sean grandes para todo. Incorporémoslos así a la sociedad.
Veo una tendencia en la sociedad de obligarte a ser grande, obligarte a ser maduro, obligarte a ser honesto. No soy un sectario. No es cuestión de pobres o ricos pero seamos realistas. Un pibe de la villa a los 14 años sale a robar porque no tiene otra. Es así la cultura con la que creciste. El pibe de otra clase social a los 14 años sigue jugando, está de novio, el padre le compra todo. Y está bueno eso, pero que se parejo. Para todos o para nadie. Corta y simple.


Sobre la política y la inseguridad
Hay que tener cuidado cuando se habla del retorno de los jóvenes a la política, porque es una parte cierta y una parte que no. Es verdad que muchos pibes volvieron, pero son muchos pibes de clase media que capaz que con algún familiar se criaron en un ambiente político, ideológico y bueno, el guacho le salió militante. En cambio en la villa la única ideología que tiene un pibe es Tinelli, Viviana Canosa, Daddy Yankee y se acabó. Es peligroso porque yo he escuchado a los pibes hablar de política. Está en el aire, pero no todos están captando la onda. Yo escucho muchos pibes hablar diciendo “Che, esperemos que gane Cristina porque llega a venir un Macri, un Duhalde, todo esto que tenemos, zaaa”. ¿Sabés cómo mataba pibes la bonaerense cuando estaba Duhalde de gobernador, o Ruckauf? O en la década del 90. Hoy en día eso se redujo un montón. La gente dice “Hay inseguridad”. En mi barrio antes entraban 20 o 30 autos por semana, hoy entran 2 cada 15 días. Es una psicosis, algo creado lo de la inseguridad. Para mí sigue siendo importante que los jóvenes usen la política como una herramienta y no que los políticos usen a los jóvenes como una herramienta.

La revelación del ministro
El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires estuvo sentado junto a Blajaquis durante la presentación. Algunas preguntas del público fueron dirigidas a él y estas fueron algunas de sus apreciaciones:

Voy a contestar desde el Gobierno y no desde el poder. El poder los disputo, en el Gobierno estoy. A la pregunta qué hacer. Desde una respuesta más macro, tenemos que hacer un cambio estructural que implica entrar en tensión con las estructuras de poder más grandes, que son las económicas. Y si cuando uno entra en tensión por cosas como que paguen los impuestos, la sociedad se conmueve, pero creo que una respuesta es construir una sociedad más igualitaria. Y ahí hay que saber qué medidas hay que tomar. En segundo lugar, un cambio cultural de actitud personal. Hay gente que me pregunta en los congresos por qué damos Asignación Universal por hijo y no controlamos en qué gastan ese dinero. Se sientan y dicen “Ahora les tenemos que pagar a los pobres para que vayan a la escuela”. La estructura cultural que hay que enfrentar en la vida cotidiana más la estructura macroeconómica, son muy grandes. Y creo que hay que hacerlo. No es fácil, hay que aglutinar fuerzas, hay que ser mayoría y hay que disputar poder.

Yo estoy en contra de la baja de la imputabilidad y además de eso creo que hay que darle igualdad, no solamente de oportunidades, porque uno puede dar oportunidad y no está la posibilidad concreta, y creo que no hay que tener prejuicios, y eso está muy arraigado.