viernes, 4 de enero de 2013

Hornos de ladrillo - Allen, Río Negro

Allen es una ciudad  del Alto Valle de Río Negro donde viven, según el último censo, 27.443 habitantes. Su actividad económica más importante ha sido, históricamente, la producción y comercialización de peras y manzanas -entre otras frutas como ciruelas, duraznos, damascos, higos y nueces-, que abastecen no sólo al mercado interno sino que cuentan con gran prestigio en el mercado internacional por la alta calidad de los productos.

En las últimas décadas se ha consolidado otra actividad de gran importancia para la economía de la ciudad: la producción de ladrillos. 


Desarrollada principalmente por trabajadores provenientes de Bolivia, aporta al circuito económico de la localidad unos “60 millones de pesos”, según declaraciones de Jorge Muñoz, integrante de la Pastoral de Migraciones del Obispado de Neuquén y director de la Clínica de Migración y Derechos Humanos de la Universidad Nacional del Comahue -UNC- ,  al sitio web Tres Líneas

Muñoz enfatiza que, según un estudio de la Facultad de Economía de la UNC, la actividad ladrillera “es la que mayor riqueza le genera a Allen”, desplazando incluso a la agricultura. 




El barrio Colonia 12 de Octubre está ubicado en la margen Este de la ciudad, en una zona donde abundan las "bardas" -como localmente se conoce a las sierras que componen la meseta patagónica-, caracterizadas por la sequedad del terreno donde sólo se abre paso una vegetación agreste como la jarilla.

Una centena de familias trabaja en los hornos. La mayoría llegó de Bolivia y se radicó en la ciudad, pero también  hay trabajadores temporales, que se instalan en la zona sólo durante el período de producción, que va de agosto a abril. Todos viven en condiciones precarias y carecen de los servicios básicos.


El proceso de producción de un horno les lleva a tres personas, en promedio, un mes de trabajo. Los panes grises, compuestos de barro y aserrín, se realizan en forma artesanal, uno por uno, sobre un suelo previamente allanado.

Luego se montan atravesando unos con otros hasta formar una pirámide trunca. En la parte inferior se dejan huecos en los que se coloca la leña, generalmente traída de la poda de las chacras aledañas. La leña arde durante 30 horas, sin parar, hasta que los panes adquieren un color entre naranja y marrón, que indica que ya están cocidos. 
   





Las columnas de humo blanco que despiden las hornallas impregna toda la zona de un olor a madera quemada. 




Cada pirámide contiene alrededor de 2 mil ladrillos que, al año 2013, se vendían en el mercado a un peso la unidad. Los compradores provienen de corralones y empresas de toda la región y también de zonas más alejadas, como Bariloche, ubicada a 450 kilómetros de Allen. 







Debajo de las tierras donde se ubican los hornos pasa el gasoducto de Camuzzi que provee de gas natural a toda la ciudad. En noviembre de 2006 una retroexcavadora que removía la tierra para la producción ladrillera rompió un caño maestro de alta presión y, según publicó el diario Río Negro, el escape de gas puso en riesgo a la población del barrio Progreso –lindero a la Colonia- y a los trabajadores que vive en la zona de los hornos.

Puesto de descanso de los trabajadores ladrilleros.

A fines de 2011 el ministerio de Trabajo de la Nación realizó una inspección en los hornos allenses y, según informó el portal de la agencia Télam,  se denunció la existencia de “inmigrantes bolivianos indocumentados viviendo y trabajando en pésimas condiciones”. También se denunció el hallazgo de “empleo infantil" y “trata de personas”. Trabajo se comprometió entonces a realizar una denuncia ante la justicia federal.