Allen es una ciudad del Alto Valle de Río Negro donde viven, según el
último censo, 27.443 habitantes. Su actividad económica más importante ha sido,
históricamente, la producción y comercialización de peras y manzanas -entre
otras frutas como ciruelas, duraznos, damascos, higos y nueces-, que abastecen
no sólo al mercado interno sino que cuentan con gran prestigio en el mercado
internacional por la alta calidad de los productos.
En las últimas décadas se ha consolidado otra actividad de gran importancia
para la economía de la ciudad: la producción de ladrillos.
Desarrollada principalmente por trabajadores provenientes de Bolivia,
aporta al circuito económico de la localidad unos “60 millones de pesos”, según
declaraciones de Jorge Muñoz, integrante de la Pastoral de Migraciones del
Obispado de Neuquén y director de la Clínica de Migración y Derechos Humanos de
la Universidad Nacional del Comahue -UNC- , al sitio web Tres Líneas.
Muñoz enfatiza que, según un estudio de la Facultad de Economía de la UNC,
la actividad ladrillera “es la que mayor riqueza le genera a Allen”,
desplazando incluso a la agricultura.
El barrio Colonia 12 de Octubre está ubicado en la margen Este de la
ciudad, en una zona donde abundan las "bardas" -como localmente se
conoce a las sierras que componen la meseta patagónica-, caracterizadas por la
sequedad del terreno donde sólo se abre paso una vegetación agreste como la
jarilla.
Una centena de familias trabaja en los hornos. La mayoría llegó de Bolivia
y se radicó en la ciudad, pero también hay trabajadores temporales,
que se instalan en la zona sólo durante el período de producción, que va de
agosto a abril. Todos viven en condiciones precarias y carecen de los servicios
básicos.
El proceso de producción de un horno les lleva a tres personas, en
promedio, un mes de trabajo. Los panes grises, compuestos de barro y aserrín,
se realizan en forma artesanal, uno por uno, sobre un suelo previamente
allanado.
Luego se montan atravesando unos con otros hasta formar una pirámide trunca.
En la parte inferior se dejan huecos en los que se coloca la leña, generalmente
traída de la poda de las chacras aledañas. La leña arde durante 30 horas, sin
parar, hasta que los panes adquieren un color entre naranja y marrón, que indica que ya están cocidos.
Las
columnas de humo blanco que despiden las hornallas impregna toda la zona de un
olor a madera quemada.
Debajo de las tierras donde se ubican los hornos pasa el gasoducto de
Camuzzi que provee de gas natural a toda la ciudad. En noviembre de 2006 una
retroexcavadora que removía la tierra para la producción ladrillera rompió un
caño maestro de alta presión y, según publicó el diario Río Negro, el escape de
gas puso en riesgo a la población del barrio Progreso –lindero a la Colonia- y
a los trabajadores que vive en la zona de los hornos.
A fines de 2011 el ministerio de Trabajo de la Nación realizó una inspección en los hornos allenses y, según informó el portal de la agencia Télam, se denunció la existencia de “inmigrantes bolivianos indocumentados viviendo y trabajando en pésimas condiciones”. También se denunció el hallazgo de “empleo infantil" y “trata de personas”. Trabajo se comprometió entonces a realizar una denuncia ante la justicia federal.