miércoles, 21 de abril de 2010
Celebrar la muerte como un partido de fútbol
Me impactó la tapa del diario Crónica de hoy. A primera vista aparecen dos grandes números amarillos al mejor estilo superclásico de domingo que dan como resultado “1-0”. Más arriba se lee “Policía mató a delincuente”. En la bajada, “El ladrón intentaba escapar con el auto, que le robó a dos mujeres indefensas (...) Un sargento de la comisaría 4ª terminó con su fuga a balazos".
La comparación de una muerte con un partido de fútbol es un ejemplo claro de la banalización que muchas veces produce un amplio sector del periodismo. El hombre que terminó muerto es referido como “delincuente”, mientras que una de las “mujeres indefensas” que declaró por haber sufrido la sustracción de su Chévrolet Meriva es funcionaria de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, según consignó ayer la agencia Télam.
Las imágenes de las cámaras de seguridad, que TN reprodujo hasta el hartazgo, muestran con claridad cómo el ladrón se apropia del auto y huye, y despejan cualquier duda sobre la ilegalidad del hecho. Pero para quienes creemos que al delito se lo combate, entre otras cosas, con justicia, celebrar la muerte como un partido de fútbol nos indigna. Y porque quienes además nos dedicamos a la comunicación sabemos que esos discursos reflejan intereses de determinados grupos que buscan instalar ciertos temas. Una vez creado el clima, proponen este tipo de “soluciones” para el problema de la delincuencia, presentándolas como la única alternativa para hechos tan salvajes que alteran “el orden público”, la “paz social”.
Se sabe que Crónica es un diario muy leído y si se permite salir a la calle con esta tapa es porque hay un público que está esperando encontrarse con las letras amarillas que piden mano dura para los que delinquen.
Esta analogía entre el color de las letras del título y el tipo de información que este diario propaga, es un ejemplo más de que los medios ya no ocultan nada. U ocultan cada vez menos. Y ese triunfo se lo debemos, en gran parte, al estruendoso debate por la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aún cuando todavía no se ha puesto en funcionamiento.
Desde entonces mucha gente quiso saber quiénes son los dueños de las empresas y cómo se compone el mapa de medios. Empezó a prestarle atención a los títulos, se esforzó por interpretar las editoriales, analizar las fotos, comparar la información que publican, ver cómo construyen sus verdades, observar los énfasis y las omisiones de cada uno.
Hoy que sabemos cómo funcionan las grandes empresas mediáticas debemos suponer que sólo unos pocos despistados compran Crónica sin estar de acuerdo con su discurso ideológico. Siendo éste un diario de amplia llegada, corrijo: me dolió la tapa de Crónica.
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