jueves, 15 de abril de 2010

Contra la naturalización del fascismo

Convocado a disertar sobre el Fútbol para todos y la ley de Medios, Víctor Hugo Morales aprovechó el auditorio lleno del Teatro Argentino de La Plata para hablar del fascismo. Dijo que “hay personas que son fascistas y no saben que lo son” y dio algunos ejemplos para ilustrar la idea. Empezó por quienes cuestionan que el Futbol para todos, una iniciativa que él entiende como “un proyecto de vida” para millones de personas sin posibilidades de gastar su tarde libre de domingo en otra actividad que les renueve el espíritu, porque aducen que es solventada con fondos de su propio bolsillo. Y expuso la cifra que resulta de los seiscientos millones anuales que invierte el Gobierno en este programa, dividido la cantidad de grandes y pequeños contribuyentes, concluyendo que quienes se quejan de que sus aportes tienen ese destino pagan, en promedio, seis pesos por mes para que el fútbol llegue en forma gratuita a veintitrés millones de personas.

Si bien es cuestionable la ponderación del ritual de ver fútbol los domingos al nivel de un proyecto de vida –al menos deseable-, la afirmación remite a esta otra, que mucha gente que cree no ser fascista suele decir con frecuencia: “Exijo seguridad porque pago mis impuestos”. Como si al pagar los impuestos, más que una inversión al Estado para que nos siga prestando servicios, hiciéramos la compra de ese rincón tranquilo del mundo donde Benedetti prefería no quedarse.

Siguiendo con los ejemplos de Víctor Hugo, el periodista se refirió a quienes dicen no ser fascistas y estar a favor de la vida, motivo por el cual se oponen a la legalización del aborto sin tener en cuenta que esta práctica realizada en las carnicerías de la clandestinidad es la principal causa de muerte de las mujeres en Argentina. Y como si eso fuera poco, estos que se dicen a favor de la vida son los mismos que piden mano dura o pena de muerte, en el peor de los casos, para combatir la delincuencia.

Después evocó un caso en boga: “Yo no soy fascista, pero el ADN a los hijos de Herrera de Noble, noooo…. –siguió Víctor Hugo, poeniendo voz de señora- Porque los chicos ya son grandes y tienen derecho a decidir sobre su vida”. Y contrapuso a esa frase, tan escuchada por estos días, que matar a una madre para quitarle a su hijo es uno de los crímenes más horrendos.

Rescatar estos ejemplos dados por Víctor Hugo sirve para alertar sobre esos discursos que circulan en nuestros ámbitos más cotidianos, de trabajo, en el mercado, en los medios, en la calle, incluso entre gente que apreciamos, que se naturalizan, sedimentan y se instalan en el lenguaje y van constituyendo un sistema de ideas dominante que se corresponde con prácticas punitivas que poco contribuyen a una sociedad más justa, más equitativa y con más libertad.

El poeta revolucionario, Roque Dalton, escribió en 1975 un breve texto titulado “Consejo que ya no es necesario en ninguna parte del mundo pero que en El Salvador…”, que bien nos viene leer en la Argentina hoy. Dice: “No olvides nunca/ que los menos fascistas/ de entre los fascistas/ también son/ fascistas”.

1 comentario:

  1. se desvirtuan un poco las cosas cuando opinamos metidos en nuestro pequeño callejón, creyendo que lo único importante es lo q nos afecte a nosotros... ahí nacen la estupidez y la intolerancia, y llueven opinólogos por todos lados...
    pasaron más de 30 años, pero a pesar de las mutaciones parece que sigue en voga la frase "algo habrán hecho"... suena a que no aprendimos demasiado...
    celebro a tipos como victor hugo q tienen pensamientos sostenidos y sin desperdicio...

    muy bueno tu post!

    slts.

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