viernes, 18 de diciembre de 2009

La lección del Flaco


Sin quitarse los anteojos de color pero quedando desnudo ante las cuarenta mil personas que lo observaban sigilosas, Luisito, el Flaco, le cantó, casi a capela, una hermosa versión de “Muchacha” a su madre Julia que lo observaba desde la primera fila en un recital que, seguramente, nunca más vuelva a ver.

Cuidándole la espalda, como tres hermanos perros, Emilio Del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García tararearon con voz cruda el estribillo y, al finalizar, abrazaron con fuerza a aquel flaco que supo ser su compañero de ruta antes de ser el Flaco que, a cuarenta años, vemos sobre el escenario.

Es increíble como los momentos de más sencillez e intimidad son los que provocan las mayores descargas y son capaces de rebalsar los ojos de tres generaciones. Ni la majestuosidad desplegada por los más grandes monstruos vivos del rock nacional presentes esa noche -Charly García, Gustavo Cerati, Fito Páez-, logró alcanzar el clímax emanado por aquella melodía del hombre que busca robarle un color a su muchacha.

También Juanse, de Los Ratones, se acercó a la fiesta para versionar una pomélica –y no polémica- versión de “¿A dónde está la libertad”, una forma de hacer presente al genial Pappo que desde algún lugar se debe haber deleitado esa noche.

Cerca de cuarenta músicos pisaron las tablas de Vélez para compartir momentos inolvidables junto a un flaco que mantuvo la vitalidad del principio durante cinco horas y media. Se lo notaba contento, disfrutando, realizado. Y a cada leyenda que subía al escenario, con ternura y hondo agradecimiento, lo presentaba como “un genio”, “el más grande de la música”, un “monstruo”. Algunas veces, incluso, no encontraba las palabras y trataba, con sus manos, de desenvolver aquel sentimiento que no era más que amor profundo.

Es que nada en él se encuentra en la superficie.

Para celebrar con las bandas eternas, el Flaco se sumergió en esos cuarenta años de historia y devolvió entonces el aura a inconmensurables obras como “Bajan”, “Asilo en tu corazón”, “Cementerio club”, “Durazno sangrando”, “Amor de primavera”, “Credulidad”, “Postcrucifixión”, “Seguir viviendo sin tu amor”, “Color humano”, “Yo quiero ver un tren”, que no sonaban en vivo desde hacía décadas.

La formación entera de Invisible; los tres genios de Almendra, “que de lo genios que son hacen otro más. O sea que son cuatro genios” y todos los integrantes de Pescado Rabioso detuvieron su reloj biológico y jugaron a ser aquellos que fueron décadas atrás. El único ausente fue Daniel el “tuerto” Wirtz, batero de Los Socios del Desierto, que debe haber visto desde arriba el profesionalismo con que Javier Malosetti cumplió su reemplazo.

Pienso cuántos de nosotros podríamos organizar una fiesta de estas características. Pienso cuánta gente es capaz de sostener, a lo largo de cuarenta años, una relación tan perfecta con todos sus compañeros de viaje. Y pienso que por eso el Flaco es sinónimo de grandeza.

Frente al escenario se recortaba en el cielo negro la luna redonda. Sobre las tablas brillaba la estrella que ningún músico que quiera hacer rock nacional en esta época puede soslayar. Ricardo Mollo, sobre el final, aprovechó el micrófono para devolverle al Flaco unas palabras de agradecimiento y valoró haber vivido en tiempo real el auge de sus bandas eternas.

Juntos tocaron “8 de octubre”, la canción que homenajea a los nueve chicos que perdieron la vida en una ruta de Santa Fe, causa a la que el Flaco abraza desde el primer momento. Cantó “Nasty people (behind the wheels)” y siguió dejando en el aire temas escritos en el libro de la buena memoria, para finalizar el dantesco obsequio con “No te alejes tanto de mi”.

Haciendo dos hileras que recorrían de punta a punta el escenario, las decenas de genios formaron fila y quebraron sus cinturas en un abrazo que cerró una noche etérea. El aplauso extendido del público parecía querer prolongar un espectáculo que no debía terminar nunca. Nos fuimos sin saber que acabábamos de protagonizar un capítulo de la historia.

08-12-2009

1 comentario:

  1. Todo lo que tenía para decir de esta nota te lo dije en Facebook, felicitaciones por el blog, celebro que te decidas a darle un ambito mas digno que las notas de Facebook a tu muy interesante pluma... Saludos

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