martes, 19 de enero de 2010
El derecho a la propiedad II
de la vivienda
“En Cuba no hay empresas privadas”, afirma enfático un profesor de diseño industrial de 29 años que desde hace cuatro trabaja como seguridad en un all inclusive de Cayo Guillermo porque le es más rentable. Explica que esos grandes complejos hoteleros que vemos a nuestras espaldas fueron alzados con capitales extranjeros pero remarca que en la administración siempre participa un cincuenta por ciento el Estado cubano. “Hay un gerente internacional y un gerente cubano, y las decisiones las toman entre los dos”, asegura.
En Cuba no existe la propiedad privada, es decir, nadie puede comprar o vender una vivienda ni existe algún impuesto similar al Inmobiliario. Sin embargo, algunas personas tienen casa propia ya sea porque la heredaron, la consiguieron a través de su trabajo o la construyeron con sus recursos sin recibir ayuda del Estado para los materiales o la mano de obra.
Cuando dos personas contraen matrimonio tienen que elegir entre la casa de los padres de alguno de los integrantes de la pareja ya que legalmente no tienen manera de comprarse una propia ni tampoco un terreno. Suelen entonces ampliar las antiquísimas construcciones existentes, respetando el tope de dos pisos como máximo que el Estado pone para quienes quieran edificar.
Dicen que el problema de la falta de vivienda es uno de los principales en la isla actualmente y que en muchas casas suele haber hasta tres generaciones bajo el mismo techo. También es este uno de los principales motivos de divorcio, los cuales, por otra parte, son también muy frecuentes ya que no deben lidiar con los extensos plazos que en el resto de los países impone la división de bienes, cada vez que una pareja decide renunciar a sus votos.
Para mudarse de ciudad o de una casa a otra, la persona interesada debe conseguir que alguien esté dispuesto a permutar su casa por la que esa persona ofrece. Para ello, se colocan en las puertas carteles que indican que la casa está disponible para el cambio. Por lo general, se busca trocar viviendas de las mismas características de tamaño, ubicación y condiciones edilicias. Sin embargo, como en cualquier parte del mundo, hecha la ley hecha la trampa, y muchas personas confiesan que es muy común que se entregue dinero por encima del intercambio, para obtener algún tipo de beneficio.
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Muy buena la nota, cuanta precisión. Sobre el final comentas que hecha la ley, hecha la trampa. tengo entendido que aunque nadie puede tener una casa desucupada, muchos en Cuba tienen una casa registrada a su nombre y la otra a nombre de su mujer. esto permite que muchas veces la segunda vivienda se use para alquilar.
ResponderEliminarGracias por el dato Maru, lo había pasado por alto. Aguanten las notas colectivas!! Abrazo
ResponderEliminarA mí Cuba me generó la tristeza de la contradicción entre el pobre pero espiritual y el rico pero material: la profesora de historia que dice que ella se quiere dedicar a la historia, aunque cobre unos pocos pesos moneda nacional y no pueda comprar leche, y el ingeniero con su esposa médica, que ahora se dedican ambos a servirnos el desayuno a nosotros, turistas, porque así ganan en pesos convertibles y pueden acceder a un bienestar material. Muy triste. Dos comentarios más: yo paré en casa de familia y les preguntamos cómo hacían para arreglar la casa para que el gobierno la aprobara para recibir turismo (cómo conseguían el dinero para dejar la casa a punto). Nos dijeron que una opción era haber trabajado en un all inclusive y otra tener un pariente en el exterior girando remesas... Último: en relación a la nota anterior, yo vi muchos ingenios cerrados y lamentablemente me quedó clarísimo que la mayor parte del ingreso cubano es el turismo. Y las empresas no son 50 y 50 sino 40 y 60%... Me enamoré de Cuba, pero también me dio mucha tristeza. La tristeza del "socialismo real".
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